El falso Mito de la austeridad de la Corte de Felipe II

Las Cortes de los Austrias españoles, se califican como austeras en la historiografía general. Sin embargo, esta percepción dista mucho de la realidad. Un análisis detallado, crítico e informado de los retratos de la época revela un despliegue de lujo y ostentación que desafía cualquier noción de contención.

El color negro, símbolo de Poder, no de Austeridad

Retrato de Isabel de ValoisEl color negro, seleccionado para los retratos oficiales, ha sido erróneamente interpretado como una señal de austeridad. Lejos de ser una muestra de sencillez, el negro era un símbolo de poder y riqueza.

La intensidad del negro «ala de cuervo», obtenida gracias al Palo de Campeche proveniente de las Indias, era un signo de exclusividad y dominio. Solo la corte más rica y poderosa del siglo XVI podía permitirse tal lujo y por ello era envidiada e imitada.

Atuendos de exquisita riqueza

Entre numerosos ejemplos, tenemos el retrato de Isabel de Valois, esposa de Felipe II, y Reina Consorte de España, que constituye una prueba irrefutable de la opulencia de la Corte.

Obra de Pantoja de la Cruz, era una copia de un original pintado por Sofonisba Anguissola, el primero que la artista de Cremona realizó para la joven reina. La de Pantoja es una atractiva adaptación a las convenciones españolas, pero con una paleta más cálida y luminosa.         además de incorporar al ornato de la reina la piel de marmota.

En este retrato Isabel de Valois viste una saya de terciopelo negro con mangas redondas de las que asoman las manguillas de seda roja acuchilladas y bordadas con hilos de oro y plata. Va tocada con una gorra baja ladeada a la moda guarnecida de diamantes y rubíes, y una perla de lagrima que heredará su hija Isabel Clara Eugenia y con el que también se retratará. Al cuello lleva lechuguilla de fino encaje, en el que se han cosido placas de oro colgantes y debajo un collar ajustado de perlas, diamantes y rubíes idéntico al cinturón que ciñe la cintura y que exhibe como pieza central una piedra preciosa en forma de triangulo. En este vértice desemboca la botonadura central compuesto por sucesión de joyeles de rubíes y diamantes idénticos a los que bajan desde los brahones en vertical y desembocan a su vez también en el rico cinturón. Las perlas tienen presencia además en dos vueltas abundantes de collar.  La saya va guarnecida de cintas rojas de seda acabadas en puntas de oro con pequeños rubíes de la India y perlas que se describen en su inventario.

Su vestido, confeccionado en terciopelo y seda, materiales de alto costo, presenta un diseño sofisticado con mangas elaboradas y una larga cola, elementos que subrayan la riqueza de la tela. Los bordados de oro sobre seda de las mangas, así como las abundantes joyas que adornan el vestido, son testimonio de la exquisitez del atuendo.

Los adminículos, como los botones de oro con brillantes y rubíes, los collares de perlas y la botonadura de joyeles, revelan una meticulosa atención al detalle y un derroche de riqueza. Los joyeles, que se extienden por el cuello y los hombros, cumplen una función meramente decorativa, evidenciando el afán de exhibición de la corte, su atención a la sofisticación y el buen tino en el efectismo de materiales de lujo y elección de color.

Salta a la vista que el atuendo de la reina, lejos de ser sobrio, refleja la magnificencia de la corte más rica, ostentosa y poderosa del siglo XVI. En un retrato institucional, cada detalle tiene un propósito, y la elección del negro no es una excepción. Es un símbolo de estatus, poder y dominio, una declaración de la supremacía de la monarquía hispánica.

Festín de la familia de Felipe II por Alonso Sánchez Coello.

La idea de que la Corte de Felipe II vestía de negro por austeridad es un mito absurdo que debe ser desmentido. El negro, en este contexto, es un color de lujo, un signo de exclusividad y poder. La riqueza de los materiales, la exquisitez del diseño y la abundancia de joyas son pruebas irrefutables de la opulencia de la corte. La Corte, lejos de ser austera, era un despliegue de riqueza y poder. El negro, lejos de ser un símbolo de contención, era un signo de exclusividad y dominio.

Un análisis detallado de los retratos de la época revela una Corte que no escatimaba en gastos para mostrar su magnificencia al mundo. Los únicos tintes de «negro austero» que realmente existieron son los que se pueden apreciar en la historiografía de la Leyenda Negra.

Véase también

Referencias

Enlaces externos

Deja un comentario