Todo pueblo suele tener una memoria histórica, una conciencia de su pasado para entenderse en su presente. El caso de la memoria histórica del pueblo de Tlaxcala resulta un caso sui generis, rocambolesco, equívoco, ambiguo, de ocultamiento, de distorsiones, de sentimientos de culpa, de olvido, de franca ignorancia o rechazo.
Los tlaxcaltecas han padecido desde hace dos siglos la estigmatización de ser un pueblo traidor a causa de su alianza con los españoles hace 500 años. Señalamiento que sigue vigente con una serie de burlas, injurias, bromas, memes, chistes y demás señalamientos negativos. Para quien no conoce la historia, estos elementos pueden ocasionar una impresión que se arraiga como una verdad, lo más trágico es que los tlaxcaltecas de hoy caigan en esas trampas por el desconocimiento de su historia. Afortunadamente, en los últimos años se ha hecho una valoración enfática, objetivo-histórica, del pueblo tlaxcalteca en su etapa prehispánica e hispánica, que ha venido a mitigar los prejuicios acumulados, una labor que debe ser permanente.
Precisamente, el Mural elaborado por el Maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala, pretende iluminar la Historia de Tlaxcala, contribuyendo a la asunción de ser tlaxcaltecas y resaltando sus episodios históricos. Este trabajo estético es una pedagogía de la historia del pueblo, una obra que contribuye a comprenderse como un pueblo que ayudó a construir una gran civilización global como lo fue el Imperio Hispano, y lo que es hoy México. El mural está expuesto con toda intención de que los tlaxcaltecas del presente se conozcan y reconozcan, y que el mundo hispánico tenga presente el protagonismo de los tlaxcaltecas para forjar la Hispanidad, por lo tanto, su importancia en la Historia Universal.

Desiderio Hernández Xochitiotzin es el maestro pintor de una estética mestiza, asumiendo la cultura indígena y la española. Su estética es auténtica, surgiendo de una apropiación consciente que expresa en su arte pictórico. Por el lado indígena, Xochitiotzin, tiene presente los murales de Cacaxtla y el códice. El lienzo de Tlaxcala, fuerte influencia por su narrativa pictórica a la usanza indígena, e-videncia de su participación en la conquista. Por el lado español, retoma la estética de los retablos de las iglesias católicas, y reconoce la historia del arte universal y en particular del arte europeo.
Xochitiotzin nace en Tlaxcala, San Bernardino Contla, el 11 de febrero de 1922. Posteriormente, su familia se traslada a Puebla, donde vivió su infancia y juventud. A sus quince años, comenzó sus estudios artísticos en la Academia de Bellas Artes de la Ciudad de Puebla. Desiderio estudió tan sólo la primaria, donde ya dejaba ver sus dotes de artista realizando ilustraciones para sus compañeros.
En Puebla, fundó y colaboró con otros artistas locales para crear el barrio del artista de la ciudad. Su ser tlaxcalteca nunca lo olvidó, y regresa a habitar Tlaxcala con motivo de representar en su obra los paisajes y la cultura de su pueblo. Se destacó en varios ámbitos, pero sobre todo como muralista, reconocido como parte de la segunda generación de muralistas del siglo XX. Estudió a los clásicos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, y José Clemente Orozco, pero se desapartó de su reduccionismo histórico y su rechazo al periodo hispano. Él tuvo siempre claridad y sin complejos sobre el ser tlaxcalteca con todas sus implicaciones culturales, históricas y religiosas, lo que él llama la “tlaxcaltequeidad”.
El maestro Xochitiotzin fallece en el año 2007 sin poder concluir el mural del Palacio de Gobierno de Tlaxcala, pues le faltó representar el proceso histórico del siglo XX mexicano-tlaxcalteca.
El mural de Desiderio Hernández Xochitiotzin en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala.

En enero de 1954 se realizaba una reunión bohemia en la casa del máximo poeta contemporáneo tlaxcalteca Miguel Nicolas Lira, a la cual no pudo faltar el maestro Xochitiotzin. Miguel N. Lira le propuso realizar una obra de gran magnitud para el pueblo tlaxcalteca, un mural que hable de la grandeza de Tlaxcala. El maestro Desiderio dudaba de la posibilidad, pero aceptó el reto.
En una de esas reuniones, el poeta, crítico literario, y dramaturgo Francisco Monteverde, azuzado por Miguel N. Lira, le planteó a Desiderio que esa obra lo iba a consolidar como el gran artista que puso a Tlaxcala en una perspectiva a nivel mundial. Desiderio seguía reticente, pero Monteverde lo encomió sobre el riesgo que valía la pena tomar, que se jugaba su inmortalidad como artista. Xochitiotzin estuvo más convencido, más por su amor a Tlaxcala que por el empeño de Lira y Monteverde.
Desiderio desde ese año de 1954, fue planeando la obra del mural, decidiendo realizarlo en el Palacio de Gobierno, pues ahí el pueblo tlaxcalteca podría apreciarlo sin pagar entrada. Desiderio, estaba decidido que esa obra estuviera a la vista de todos.
En los años posteriores a 1954, Xochitiotzin fue documentándose, estudiando con todo el cuidado que ameritaba, sobre la historia de Tlaxcala. Fue explorando y recorriendo pueblos, dialogaba con artistas, historiadores, y gente de los pueblos. En las reuniones en casa del poeta N. Lira iba presentando algunos bocetos para el mural, escuchando sugerencias.
Una Estética-Pedagógica de la historia de Tlaxcala.
En el año de 1957 el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin comienza su gran obra, el Mural que representa la historia de Tlaxcala.
La etapa prehispánica de Tlaxcala. Planta baja del Palacio de Gobierno.
Desiderio plasma en la planta baja del Palacio de Gobierno el periodo prehispánico, con la intención de proseguir en los siguientes espacios las siguientes etapas para dejar ver el progreso histórico. Todas las etapas históricas van acompañadas de breves textos para mayor comprensión de lo que se ve, como parte de su compromiso pedagógico.
Las imágenes se remontan desde las primeras migraciones a América y la mítica narración del origen de los primeros pobladores de Tlaxcala, guiados por el dios Camaxtli. Luego nos deja ver la plenitud del pueblo tlaxcalteca con sus características específicas culturales, ritualistas-religiosas, de vida cotidiana, sus tianguis, sus fiestas.
Destaca las fiestas al dios Camaxtli, y el tianguis de Otlotelulco, con magníficos detalles y colores. El maestro Desiderio, señala que para recrear a esas personas tomó los rostros y fisonomía de las personas de su pueblo, principalmente de su familia y amigos, representando el pasado con coherencia con el presente de Tlaxcala.
Resalta el conflicto con los mexicas, las guerras floridas, las batallas que el pueblo tlaxcalteca libró para anteponer su libertad, integridad y dignidad. El maestro aquí deja ver como la fortaleza del pueblo tlaxcalteca, ante 60 años de guerras y el bloqueo económico ejercidos por los mexicas, se afianza como un pueblo con una cultura constituida totalmente la tlaxcaltequeidad. Aparece Tlauicole, el guerrero por antonomasia.
Etapa hispánica. Las escaleras del Palacio de Gobierno.
Las escaleras, con sus murales, son utilizadas para exponer la transición del pueblo tlaxcalteca en su encuentro, alianza y colaboración con los españoles en el proceso de colonización y de la construcción de la civilización del Imperio Hispánico. Xochitiotzin es totalmente consciente de este hecho histórico y lo plasma sin ambages, pues también es parte del ser del tlaxcalteca.
En las primeras escalinatas aparece el arribo de las embarcaciones españolas a territorio del antiguo México, su trayecto hasta Tlaxcala. Desiderio tiene la astucia de pintar a la par en un plano superior las deidades españolas frente a las indígenas. Luego, ese primer encuentro lo presenta con batallas hasta llegar al momento icónico, paradigmático, constitutivo y fundacional, que es la Alianza entre españoles y tlaxcaltecas; la imagen es soberbia.
Aparecen en primer plano, en el primer descanso de las escaleras, los grandes personajes de esa alianza: el Viejo Xicotencatl, recibiendo a Hernán Cortés, que en reciprocidad sostiene sus manos, con su comitiva y Doña Marina en medio de ellos, como testigo e intérprete que contribuyó para establecer la gran alianza.
Luego, el maestro expone cómo tlaxcaltecas y españoles guerrean contra mexicas, y su triunfo, para mostrar la instauración de una nueva cultura, en la que los tlaxcaltecas fueron protagonistas. Xochitiotzin pinta el bautizo de los Cuatro Señores principales de Tlaxcala, la evangelización, los tratados y acuerdos firmados, y su participación en varias misiones de colonización. En estos pasajes pictográficos sigue dimensionando el desarrollo de la tlaxcaltequeidad, integrando su pasado prehispánico al hispánico.
Periodo posthispánico. La independencia de México hasta el porfirismo. Las escaleras después del descanso.
Este mural presentado en el segundo ascenso de las escaleras, después del descanso, representa las gestas de independencias con sus principales protagonistas hasta su consumación, pasando por lo Leyes de Reforma de Benito Juárez, hasta llegar a la época porfiriana. Aquí Tlaxcala se inserta y es relegada a un segundo plano en el devenir histórico, aunque sin dejar su importancia en algunos acontecimientos del siglo XIX posthispánico.
Conclusión.
La importancia de este mural es porque es la gran obra del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, pero sobre todo porque él la pone en mano de los tlaxcaltecas para su dignificación como un pueblo sui generis, que hizo cosas importantes en la historia prehispánica e hispánica. Recuperar esos hechos les da sentido para seguir construyendo la tlaxcaltequeidad, sin dejar nada a un lado de lo que fueron para seguir siendo un pueblo digno y fuerte, un pueblo que lleva a sus espaldas una responsabilidad histórica: haber contribuido a la construcción de la civilización Hispana y a lo que es hoy México. El maestro Xochitiotzin ha inmortalizado su persona como artista y al pueblo de Tlaxcala con este mural; un mural que estará vigente como una estética-pedagógica de la Historia de Tlaxcala.
(Dedicado a Lizeth, la Princesa Totonaca, por aparecer en mi vida,
confirmando con su presencia, y su dulce forma de ser,
la grandiosidad y vigencia del Hispanismo hoy)
“Niña Tlaxcala, la mía, la que no puedo olvidar,
en mis ojos, en mi sangre, oigo tus voces hablar”
Véase también
Referencias
- La Historia de Tlaxcala en Cervantes Virtual
Enlaces externos
- Palacio de Gobierno de Tlaxcala en Turismo de Tlaxcala

Fidel Castro Martínez es Profesor de Filosofía en el Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México; y profesor del Centro Interreligioso de México “Sor Juana Inés de la Cruz” de la Ciudad de México.